Inicio del proyecto

La primera toma de contacto fue durante el 2021, nace de una inquietud que proviene del propio centro penitenciario. Unos segundos bastaron para decidirme, adelante.

Superar los trámites necesarios para implementar la idea no fue tan grave como puede parecer, cuando tienes ganas de hacer algo, todo parece menos difícil de lo que es. Tras unas pocas sesiones me doy cuenta de que la idea me gusta mucho más de lo que pensaba, me apasiona el ajedrez, desde pequeño, y desde muy pronto también los aspectos transversales del mismo. He desarrollado ideas con mayores, con pequeños (preajedrez se llama) y con muchos otros diferentes perfiles en los que el ajedrez puede ayudar más de lo que ayuda a un jugador al uso, a desarrollarse y progresar en diferentes facetas. Desde el principio la acogida fue tremendamente positiva, desde la institución y desde los internos. No recuerdo exactamente cuál era mi prejuicio antes de empezar, (aquí que cada cual ponga el suyo) pero sí que recuerdo mis primeras impresiones: Es una realidad paralela. Casi todo funciona diferente, la lógica es diferente, el respeto es diferente, las relaciones personales son diferentes… por suerte los movimientos de las piezas no, el ajedrez es universal. Desde el minuto 1 quedan claras un par de cosas que debo hacer: deja ciertos pensamientos a un lado y céntrate en lo que has venido a hacer: echar un cable, aportar un poquito. El objetivo de los centros penitenciarios es reinsertar, ni conozco ni quiero conocer muchos de los detalles que pululan, sobre el funcionamiento del centro, sobre la casuística de cada uno…  Habrá carencias, habrá cosas que mejorar y habrá muchas otras historias. Yo traigo conmigo lo que entonces creía y ahora sé que es una certeza: El ajedrez es un elemento positivo para estas personas y para la sociedad. Sé qué es lo que he venido a hacer, y quien quiera participar será bienvenido.